El Dólar en Venezuela y en la economía familiar
Gabriel Bravo, Magister en Finanzas y Profesor del Curso Online de Finanzas para Emprendedores.-
A pesar de su limitado suministro, el dólar ha llegado a ocupar la mayoría de las transacciones en el complicado país caribeño. Aquí una exploración de su comportamiento y cómo se comporta en los hogares.
Fuente: CNN
Hace un año, la realidad del país frente al uso del dólar cambió producto del histórico apagón que vivieron todos los venezolanos durante Marzo 2019. En esos momentos, como consecuencia, se desconectaron o inhabilitaron los medios de pago vía tarjetas de débito, crédito y transferencias en todo el país. Adicionalmente, era todo un desafío conseguir efectivo en bolívares y, de lo que se podía obtener, no alcanzaba a cubrir los gastos necesarios del día a día. Como resultado, se originó a través de una reacción espontánea, un uso más frecuente del dólar, generando acciones que eran consideradas por parte del gobierno un ilícito cambiario, aspecto que fue cambiando con el paso de los años.
En la actualidad, el dólar americano ha pasado a ser la moneda dominante como método de pago en todo el territorio nacional debido a que ofrece una mayor liquidez y una denominación más sencilla y simplificada a la hora de realizar transacciones. Adicionalmente, les permite a las familias adquirir bienes, servicios, realizar cobertura y proteger relativamente su poder adquisitivo en el tiempo, incentivando al ahorro y a generar valor a través de la toma de decisiones. Estos hábitos se han incrementado considerablemente debido a la condición de cuarentena producto del COVID-19 que se ha mantenido durante el 2020.
A pesar de estos beneficios, hay que considerar dos aspectos claves: La dinámica económica y la disponibilidad. Por un lado, la tasa de inflación impacta en el poder de compra del bolívar mientras que la tasa de cambio impacta en el poder de compra del dólar cuando se devalúa, generando una percepción errónea de que en Venezuela existe una “inflación en dólares” cuando, en realidad, lo que ocurre es que los precios de los bienes y servicios siguen aumentando en bolívares y, cuando se hace la conversión a dólares termina dando como resultado un precio más elevado. Es importante que las familias venezolanas comprendan que la inflación y la tasa de cambio pueden coexistir en la economía más no se comportan de manera similar, por lo que la inflación puede, por ejemplo, bajar su ritmo y la tasa de cambio puede o estancarse o aumentar considerablemente, también producto de las expectativas futuras de los agentes económicos (individuos, familias y empresas) y por la desconfianza que se le tiene al bolívar como unidad de cuenta, medio de pago y depósito de valor.
Al final, el precio lo determina el mercado y, mientras haya un exceso de demanda de dólares para desprenderse de los bolívares y una oferta restringida, veremos cómo esto siempre terminará impactando en el precio del dólar, basta con ver como se conforma la economía familiar o los negocios en donde un empresario debe asignar el precio de sus productos y/o servicios considerando que debe reponer inventario, cubrir costos de producción, nómina y exponerse a los riesgos de operar en Venezuela. Según el portal Banca y Negocios, el poder de compra en USD ha disminuido -86% respecto a 2018, -35% respecto a 2019 y -20% en lo que va de año tomando como referencia el mes de Septiembre de 2020.
Por otro lado, cuando se habla de disponibilidad se hace referencia al acceso que tienen los individuos y las familias a adquirir o vender divisas, siendo la realidad que, a pesar de vivir en un país teóricamente dolarizado, la mayoría de los venezolanos no tienen acceso a divisas (tanto dólares como euros en este caso) con regularidad, debido a que los esquemas salariales están basados en bolívares por seguir siendo la moneda local y de curso legal y por un mercado cambiario donde para operar se necesita de contactos confiables, diversas cuentas bancarias y aplicaciones para realizar transferencias, aspectos que se tornan cuesta arriba si no se cuenta con un buen proveedor de datos móviles, cobertura de señal, luz e internet. Adicionalmente, dado que la dolarización no está oficializada y no se cuenta ni con los recursos ni con la cultura, es normal ver como se generan conflictos a la hora de cobrar o pagar en dólares ya que los comercios no poseen billetes de baja denominación para dar cambio y se tiene la mala costumbre de no aceptar billetes viejos, doblados o rayados, por lo que se incentiva a pagar una parte en divisas y otra en bolívares o a ofrecer un producto equivalente a la diferencia para llegar a cifras exactas.
A pesar de las complicaciones, se han observado soluciones para compensar la disponibilidad de las divisas para lidiar con el entorno económico, siendo éstas las remesas y las inversiones alternativas: Cada vez es más usual ver como las familias reciben un monto periódico en dólares por parte de conocidos, amigos y seres queridos que se encuentran fuera de Venezuela para poder cubrir el alto costo de vida presente en el país, mientras que por otro lado se ha despertado el interés por aprender sobre trading, donde es posible obtener una fuente adicional de ingresos en Bitcoin que puede cambiarse o a bolívares o a dólares a través de páginas web como LocalBitcoin y Uphold.
En conclusión, si bien es cierto que la inclusión de las divisas en la economía venezolana les ha facilitado muchos aspectos cotidianos a las familias esto no resuelve el problema de fondo donde conviven en un entorno multimoneda con una alta inflación y variación en la tasa de cambio que afecta diariamente su poder de compra, razón principal por la cual constantemente el venezolano ha tenido la necesidad de adaptarse para subsistir.